La depresión y el trastorno bipolar son dos condiciones de salud mental que afectan a los adultos y pueden tener un impacto significativo en su vida diaria.
La depresión es el trastorno psicológico más frecuente entre la población general. Sus síntomas se hacen presentes la mayor parte del día y casi cada día, el que genera un gran malestar y deterioro en la calidad de vida. Este afecta a la capacidad para llevar una vida personal, profesional y social llena.
Hay muchos síntomas de la depresión, pero si sientes tristeza o vacío, tienes pérdida de interés o ya no sientes placer, es que tienes depresión. Pero junto con estos síntomas, hay otros, muy frecuentes como tener una visión negativa de un mismo, del que nos pasa y de nuestro futuro. Pensar en la muerte o valorar la opción del suicidio, tener dificultades para concentrarse, al pensar, al recordar o hablar. Se puede sumar, la sensación que nos falta energía, el que nos pide hacer un gran esfuerzo para hacer cualquier cosa. El insomnio, la carencia de apetito sexual y el aislamiento social también son aspectos importantes que acompañan y agravian la depresión.
La depresión tiene solución dependiente del grado, la duración de los síntomas y las causas de la depresión, pero si no ponemos manos a la obra, puede tener graves repercusiones en la nuestro vida. Llegados este punto, es básico pedir la ayuda de un psicólogo, que es el profesional que dispone de las herramientas y las estrategias y que te acompañará en el proceso de afrontamiento de la depresión y la recuperación de tu calidad de vida.
No se conocen las causas exactas de la depresión, pero si se sabe que hay una serie de factores que contribuyen a aumentar el riesgo de sufrir una depresión, entre estos encontramos:
Los síntomas de la depresión se manifiestan a diferentes niveles, afectivo, de pensamiento, fisiológico y conductual:
Acostuma a haver-hi un empitjorament matutí i una lleu millora dels símptomes a la nit.
La tardor i l’hivern, són les pitjors èpoques de l’any, ja que aquests símptomes es tornen més aguts.
Explícanos tu situación. Podemos ayudarte.
La depresión mayor, también conocida como trastorno depresivo mayor o simplemente depresión, es una enfermedad mental que afecta el estado de ánimo, la manera de pensar y el comportamiento de una persona. Se caracteriza por una sensación persistente de tristeza profunda, pérdida de interés o placer en actividades que normalmente eran gratificantes, y una disminución general en la energía y la motivación.
El primer episodio acostumbra a ir precedido por una situación altamente estresante, y su duración es de unos 6 a 9 meses.
Si se pide ayuda a tiempo, la mayoría de los casos de un 80 a un 90%, se observa una recuperación total de la persona.
La cronificación de la depresión mayor, la gran mayoría a veces, es por no haber pedido ayuda antes a un especialista.
El trastorno depresivo mayor se caracteriza por los siguientes síntomas:
Acostumbra a haber un empeoramiento de los síntomas por la mañana y una leve mejora por la noche. Del mismo modo, que acostumbra a haber una agudización de los síntomas en otoño y en invierno.
Es una forma de trastorno depresivo crónico y persistente que se caracteriza por una tristeza continua y persistente que dura la mayor parte del día, la mayoría de los días, durante al menos dos años en adultos. Es menos intensa que la depresión mayor, pero se prolonga en el tiempo. Estado de ánimo crónicamente deprimido la mayor parte del día, se inicia de una manera persistente, y se prolonga como mínimo dos años. A pesar de que hay periodos de unas dos o tres semanas donde los síntomas remiten, la mayor parte del tiempo la persona se siente deprimida.
El trastorno distímico se caracteriza por los siguientes síntomas:
El trastorno afectivo estacional se caracteriza porque se manifiesta en los meses de invierno, diciembre, enero y febrero, sin que haya un motivo desencadenante. La persona sufre un cuadro de depresión leve o moderado con los siguientes síntomas:
La depresión posparto es debida al hecho que el parto es por sí mismo una situación altamente estresante, y, por lo tanto, puede dar lugar al inicio de una depresión, más todavía si hay antecedentes previos de este tipo trastorno. La depresión posparto es más grave que el baby blues.
El baby blues es un cuadro que sufren entre un 50 y un 70% de las madres entre el segundo y el tercer día posteriores al parto, coincidiendo con la vuelta a casa. No se trata de ninguna patología, sino más bien de una manifestación natural que se relaciona con el reto que supone hacer de madre. Es un cuadro depresivo de intensidad leve que acostumbra a durar entre 7 y 10 días. Se caracteriza por una ligera tristeza, cansancio, insomnio y carencia de apetito, que se relacionan con la incertidumbre y la preocupación que comporta afrontar una nueva etapa, hacer de madre.
El siguiente trastorno depresivo se detecta a través de accesos de cólera graves y recurrentes que se manifiestan verbalmente (por ejemplo, enrabiada verbal) o con comportamientos (por ejemplo, agresión física, personas o propiedad) la intensidad de la cual son desproporcionados a la situación que lo provocó. Los accesos de cólera no concuerdan con el grado de desarrollo y suelen aparecer la mayor parte del día, casi cada día y es observable por las otras personas. Aparecen en al menos dos contextos (a casa, escuela y compañeros) y son presentes durante doce meses o más.
En la mayoría de los ciclos menstruales, al menos cinco síntomas tienen que estar presentes en la última semana antes del inicio de la menstruación y hacerse mínimos o desaparecer en la semana después de la menstruación. Los síntomas son los siguientes: Labilidad afectiva intensa, irritabilidad intensa, enfado, aumento de conflictos interpersonales, estado de ánimo deprimido, desesperanzado e ideas de desprecio y ansiedad.
Uno o más de los siguientes síntomas que también tienen que estar presentes hasta llegar a un total de cinco síntomas:
Los síntomas se asocian a malestar clínicamente significativo o interferencia en el trabajo, escuela, las actividades sociales habituales o la relación con otras personas y no se debe a una exacerbación de los síntomas de otro trastorno. Tampoco los síntomas no tienen que atribuirse a los efectos fisiológicos de una sustancia.
Explícanos tu situación. Podemos ayudarte.
El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar (TAB), acostumbra a aparecer en las últimas etapas de la adolescencia y las primeras de la vida adulta.
Su disparo más característico son los cambios fuertes y repentinos en el estado de ánimo, dado que tanto se pueden presentar periodos con marcada presencia de síntomas depresivos (tristeza, preocupación, problemas de concentración y memoria, inactividad, pensamientos suicidas, entre otros), como periodos con marcada presencia de sintomatología eufórica (alegría excesiva, nerviosismo, exaltación, hiperactividad, etc.).
A pesar de que no se conocen las causas concretas, sí que se conocen algunos de los factores que están implicados en su desarrollo:
Los síntomas de la depresión se manifiestan a diferentes niveles, afectivo, de pensamiento, fisiológico y de conductual:
Acostumbra a haber un empeoramiento matutino y una leve mejora de los síntomas por la noche.
En otoño y en invierno se tiende hacia una agudización de los síntomas.
Los síntomas muestran un estado de ánimo de expansibilidad anímica y cognitiva.
Aparece un estado de ánimo anormal y persistentemente excesivo y elevado durante más de una semana o cualquier duración temporal en el supuesto de que fuera necesario una hospitalización.
Tienen que aparecer tres o más síntomas de los siguientes:
Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio hipomaniac y provoca malestar clínicamente significativo. Tampoco los síntomas no obedecen a los efectos fisiológicos directos de una sustancia ni a una enfermedad médica general.
Estado de ánimo persistentemente elevado, expansivo e irritable al menos durante cuatro días. Son cambios en el estado de ánimo observables y no son bastante graves para provocar un deterioro laboral, social importante para necesitar hospitalización, y tampoco aparecen síntomas psicóticos.
Los síntomas no obedecen a efectos fisiológicos directos de una sustancia ni a una enfermedad médica general.
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