Los trastornos de la personalidad son un grupo de trastornos mentales que se caracterizan por patrones duraderos e inflexibles de pensamiento, comportamiento y funcionamiento interpersonal que difieren significativamente de las expectativas culturales y causan dificultades en varios ámbitos de la vida de una persona.
Estos trastornos afectan la forma en que una persona percibe, piensa, se relaciona con los otros y se comporta. Los patrones de personalidad disfuncionales son generalmente estables a lo largo del tiempo y se inician en la adolescencia o la edad adulta temprana.
Patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las siguientes áreas: cognición (forma de percibir e interpretar a un mismo, a otras personas y a los acontecimientos), afectividad, funcionamiento interpersonal y control de impulsos.
El patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales. Provoca un malestar clínicamente significativo o deterioro de la actividad social, laboral o en otras áreas importantes.
El patrón es estable y de larga duración y su inicio se remonta al menos en la adolescencia o edad adulta temprana. El patrón persistente no se explica mejor como una manifestación o consecuencia de otra trastorno mental y no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en intensidad y que el diagnóstico de un trastorno de la personalidad tiene que ser realizado por un profesional de la salud mental capacidad, como un psicólogo o psiquiatra, después de una evaluación exhaustiva. Además, una persona puede presentar síntomas de varios trastornos de la personalidad al mismo tiempo, lo cual se conoce como comorbididad.
Hay varios tipos de trastornos de la personalidad reconocidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), que es un manual utilizado por los profesionales de la salud mental para diagnosticar trastornos mentales.
Los trastornos de la personalidad son el resultado de una combinación compleja de factores genéticos, biológicos y ambientales. Aunque la investigación en esta área todavía está en desarrollo, se han identificado algunos posibles factores que pueden contribuir al desarrollo de los trastornos de la personalidad. Estos incluyen:
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Los trastornos de la personalidad se dividen en tres grandes grupos:
El Grupo A:
A1. Trastorno de la personalidad paranoide
A2. Trastorno de la personalidad esquizoide
A3. Trastorno de la personalidad esquizotípic
El Grupo B:
B1. De la personalidad antisocial
B2. Trastorno de la personalidad límite
B3. Trastorno de la personalidad histriónica
B4. Trastorno de la personalidad narcisista
El Grupo C:
C1. Trastorno de la personalidad evitativa
C2. Trastorno de la personalidad dependiente
C3. Trastorno de la personalidad obsesivo – compulsivo
Desconfianza y suspicacia intensa frente a los otros, de tal manera que sus motivos se interpretan como malévolos, que empieza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en varios contextos, y que se manifiesta por cuatro o más de los siguientes hechos:
Patrón dominante de desenganche en las relaciones sociales y poca variedad de la expresión de las emociones en contextos interpersonales, que empiezan en las primeras etapas de la edad adulta en varios contextos y que se manifiestan por cuatro o más de los siguientes hechos: no desea ni disfruta las relaciones íntimas ni formar parte de un núcleo familiar, casi siempre elige actividades solitarias, muestra poco o nada de interés a mantener relaciones sexuales con otras personas, disfruta con pocas o ninguna actividad, no tiene amigos íntimos ni confidentes aparte de sus familiares de primer grado, se muestra indiferente a las alabanzas o las críticas de los otros y se muestra emocionalmente frío, con indiferencia o con afectividad plana.
Patrón dominante de deficiencias sociales e interpersonales que se manifiesta por un malestar agudo y poca capacidad para las relaciones estrechas, así como distorsiones cognitivas o perceptivas y comportamiento excéntrico, que empieza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en varios contextos, y que se manifiesta por cinco o más de los siguientes hechos: Ideas de referencia, creencias extrañas o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y que no concuerda con las normas. Experiencias perceptivas inhabitables, incluidas ilusiones corporales. Pensamientos y discurso extraños. Suspicacia o ideas paranoides. Afecto inadecuado o limitado. Comportamiento o extraño, excéntrico o peculiar. No tiene amigos íntimos ni confidentes aparte de sus familiares de primer grado. Ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiaridad y tiende a asociarse a miedos paranoides más que a juicios negativos sobre sí mismo.
Patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los otros, que se produce desde antes de los quince años y que se manifiesta por tres o más de los siguientes hechos:
El individuo tiene como mínimo dieciocho años y existen evidencias de la presencia de un trastorno de conducta con inicio antes de los quince años.
Patrón dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos e impulsividad intensa, que empieza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en varios contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los siguientes hechos:
Patrón dominante de emotividad excesiva y búsqueda de atención, que empieza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en varios contextos y que se manifiesta por un mes de los siguientes hechos:
Patrón dominante de grandeza, necesidad de admiración y falta de empatía que empieza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en varios contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los siguientes hechos:
Patrón dominante inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa, que empieza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en varios contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los siguientes hechos:
Necesidad dominante y excesiva que le cuiden, lo cual comporta un comportamiento sumiso y de inclinación exagerada, y miedo a la separación, que empieza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en varios contextos y que se manifiesta por cinco (o más) de los siguientes hechos:
Patrón dominante de preocupación por la orden, perfeccionismo, control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la franqueza y la eficiencia, que empieza en las primeras etapas de la vida adulta y está presente en varios contextos y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
Estos son los trastornos de la personalidad. Cada trastorno de la personalidad tiene sus propias características distintivas y criterios de diagnóstico. Es importante destacar que los trastornos de la personalidad son condiciones complejas y requieren una evaluación y diagnóstico adecuados por parte de un profesional de la salud mental. El tratamiento puede incluir terapia individual, terapia grupal y, en algunos casos, medicación.
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